martes, 12 de febrero de 2013

(Supongamos que te echo de menos).

Tengo la estúpida tendencia de fantasear con el día en el que, cuando yo gire a la derecha y baje la cuesta sola, de vuelta a la rutina y a la desolación, , en vez de esperar el semáforo, te des la vuelta y bajes corriendo para abrazarme por la espalda en uno de esos abrazos de escalera que solíamos darnos, aunque no haya escaleras esta vez, y me digas que me quieres a mí, a la chica de las metáforas, que no soportas estar lejos de mis labios, que quieres que mi olor se quede para siempre en tus camisetas y en tus sábanas cada vez que me desvistes con la mirada (y con los dientes), que eres un tonto, pero que serás siempre mi tonto y mi pequeño desastre, me abrazarás tan fuerte que todas las ganas de llorar se irán de pronto y mi sonrisa, esa que te gustaba tanto ver en cada despertar, será la que despierte. Me confesarás que los cuentos de hadas (no) existen, pero que lo nuestro era lo más parecido que podía haber, y yo me reiré y te diré que no importa que no existan, que no me hace falta que haya un cuento de hadas, que con que haya una "t" de "tú" y una "y" de "yo" bastará, que no necesito nada más para ser feliz. Pero en vez de eso, bajo la cuesta sola, muy despacio, intentando caminar al revés hasta el punto en el que mi vida cambió y ahora, cuando no me ves, una lágrima furtiva decide suicidarse en mi mejilla como todos los martes a las diez menos cuarto.


3 comentarios:

  1. "Pero en vez de eso, bajo la cuesta sola, muy despacio, intentando caminar al revés hasta el punto en el que mi vida cambió y ahora, cuando no me ves, una lágrima furtiva decide suicidarse en mi mejilla como todos los martes a las diez menos cuarto". Esta es mi parte favorita. Excelente escrito!

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  2. Yo no tengo que suponerlo, le echo de menos. Mucho.

    www.vamosafumarnos-la-ciudad.blogspot.com

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  3. Precioso escrito.
    Yo también le echo de menos, aunque intente alejarme de él, aunque me mentalice de que ya no me necesita. Yo a él sí. La pena es que nunca se dará cuenta.

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Toc, toc... ¿Hay alguien en casa?