lunes, 4 de febrero de 2013

0:40

Hoy podría ser una noche más, pero no lo es. Hoy duele más (aún) que otras noches que la cama esté vacía y que las sábanas no estén enredadas en mi piel cuando vienes a dormir conmigo y está apunto de amanecer. Hoy no te ríes de que lleve puesto mi camisón de conejitos y me ponga de puntillas para darte un beso furtivo en la mejilla a dos segundos de perder el equilibrio y caer en tus brazos. Hoy mi taza está en la estantería de la cocina, mirándome curiosa mientras me tomo el té con tres cucharas de azúcar en tu taza, justo como a ti te gusta; tus discos de jazz suenan en bucle por todo el salón y yo espero a la nada en un sofá demasiado grande para alguien tan pequeña como yo. Hoy no eres tú quien me quita las medias a mordiscos, sino el frío que entra por la ventana que se te olvidó cerrar al salir. Hoy la realidad pesa más que cualquier otra noche y las fotos y los lazos rojos se van destiñendo lentamente en la caja de galletas. Hoy es el fantasma de los recuerdos el que me acaricia el pelo justo antes de dormir mientras miro tus fotos y me pregunto un por qué. Hoy son las musas que un día salieron corriendo las que me acarician la mejilla mientras la última lágrima cae sobre la almohada antes de que yo, con último suspiro, caiga también en un tornado de sueños, recuerdos y pesadillas.


1 comentario:

  1. Se me han elevado tanto los pelos del brazo al leer esta entrada. Llevaba tanto tiempo sin leerte, que realmente me encanta que sigas escribiendo igual, o incluso mejor, por increíble que parezca.
    Esas últimas frases, esas cucharas de azúcar me hacen recordar que una vez estuve sola, pero jamás se está sola si hay una sola persona en el mundo queriéndote.

    abrazofuerte

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Toc, toc... ¿Hay alguien en casa?