jueves, 25 de marzo de 2010

Puntorayapuntopuntoraya.

Han pasado ocho meses y, sinceramente, ya no sé qué hacer. Ya, claro. No es la primera vez que se marcha. Lo sé. ¿Qué te crees? Pero es mucho tiempo. No he vuelto a saber nada de él desde ese día. Quizás le asustó que le dijese que le quería. Quizás se enfurruñó tanto porque abriese la caja de pandora que sigue metido debajo del edredón. O quizás un dinosaurio gigante se lo ha llevado pensando que era un buen adorno para su casa. (¿Te le imaginas colgado en el salón?) Pero claro, esto son solo hipótesis (me hace gracia cómo suena esta palabra, h-i-p-ó-t-e-s-i-s), como cuando miras al cielo y dices que lloverá porque todo está nublado.

Pues yo digo que quiero un caramelo rojo.

7 comentarios:

  1. Seguro que vuelve, tiene que volver, no?

    mmm . . . caramelos rojos, ricos, ricos.

    ResponderEliminar
  2. Oh, yo nunca vi un dinosaurio gigante!!
    =O
    (siento estar tan poco comentadora ultimamente... =.=")

    ResponderEliminar
  3. premio! :) pasate por mi blog! ^^

    ResponderEliminar
  4. Los ausentes siempre se equivocan. SIEMPRE.

    Yo sigo tu blog! :)

    ResponderEliminar
  5. Será que espera el momento para salir ;)

    Un beso

    ResponderEliminar
  6. No se muy bien cómo he llegado hasta aquí pero la verdad es que estoy encantada.
    Me gusta mucho como escribes, es muy fresco.

    Felicidades :)

    ResponderEliminar
  7. Lo siento, pero tendré que darle el toque pesimista, si han sido ocho meses, mejor intertar olvidarle, porque sino fue capaz de responderte cuando le dijistes que le querías, es porque no te merece.
    Besitos :)

    ResponderEliminar

Toc, toc... ¿Hay alguien en casa?