lunes, 11 de mayo de 2009

Primer desayuno en tu ausencia.

Me desperté siendo un día sin más ni menos, como cualquier otro.
El despertador sonó, impertinente como en sus peores momentos, sacándome de mi maravilloso sueño. Le puse mala cara y me levanté; una camiseta gigante me quedaba colgando por los lados. Fui hasta la cocina, atraida por el olor del café que me recordó a ti. A una mezcla de ti recien despertado con los recuerdos de un actor de alguna película de los años 60.

Me desperecé y te encontré allí, en el balcón. En ese balcón al que auyabas cuando había luna llena o te sentías solo. Me volví a (re)enamorar de ti, siempre y cuando eso fuese posible, claro, porque ya había pasado de OBSESIÓN. Te fumabas mis pantalones de pitillo favoritos mientras me decias con tu cara tan conocida (y esa barba incipiente que me volvía loca) que querías bañarte en azúcar y mermelada conmigo.
Allí mismo.
Hacer el amor de forma desenfrenada.

1 comentario:

  1. No sé el motivo por el cual has creado un nuevo blog, sólo puedo decirte que ya me tienes doblemente enganchada.

    Me encanta tu forma de escribir. Es cruda, intensa, dura, desgarradora; pero sobre todo es ÚNICA y eso la hace diferente a las demás.

    Gracias por hacerme pasar tan buenos ratos leyéndote, Mani ^^

    ResponderEliminar

Toc, toc... ¿Hay alguien en casa?