Esas fueron unas de las pocas palabras que quedaron de nuestra última conversación guardada a fuego en mi mente. ¿Una temeraria masoquista? Ni te lo imaginas. Me enamoré de ti, con eso creo que es más que suficiente.
Creo que un día de estos, me convertiré en kamikaze, para chocarme contra tu recuerdo.
El recuerdo de esa bañera que todavía tiene pétalos, de rosas ROJAS, por supuesto.
-Mi futuro es estrellar el coche en el primer muro que encuentre.
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Toc, toc... ¿Hay alguien en casa?